

Lo más visible fueron las normas contra el terrorismo que terminaron vulnerando los derechos conquistados por la humanidad.
Las medidas antiterroristas tomadas en Estados Unidos tras el 11-S han significado un retroceso en la conquista de los derechos civiles y las libertades individuales que logró la sociedad occidental, con dificultad y sangre, durante los siglos XIX y XX.
Tres directivas se encargaron de hacer efectivo ese retroceso. Se trata de la Orden Militar Numero Uno, La Ley de Comisiones Militares y la Patriotic Act. Esas normativas, concebidas con anterioridad a los ataques a las torres gemelas y puestas en marcha gracias a ese evento, volvieron sospechosa de terrorismo a cualquier persona, en cualquier parte del mundo, y con un agravante: no es necesaria una evidencia que prueba la culpa para encarcelar a alguien indefinidamente.
Noam Chomsky, uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo, cuestionó esas medidas en un documento titulado: Hegemonía o supervivencia, Estados Unidos a la recerca del dominio global. “Después del 11/ S, con frecuencia, con una relación cuestionable con el terror, el gobierno de Bush se atribuyó, y ejerció, el derecho a declarar a la personas (incluidos ciudadanos norteamericanos) “combatientes enemigos”, o “sospechosos de terrorismo” y encarcelarlos sin cargo contra ellos y sin permitirles que accediesen a un abogado ni que se pusiesen en contacto con sus familias hasta que la Casa Blanca determine que su “guerra contra el terror” se ha acabado con éxito, es decir, indefinidamente” N. Chomsky. Biblioteca Universal Empúries. Barcelona.
Igual interpretación ofrece el analista Jhon Ikenberry, en America¨s
Imperial Ambition, publicado en Foreign Affaire 81, sobre los propósitos del presidente Bush después de los atentados del 11S. “Se trata “, dice el investigador, “de crear un Nuevo Orden Mundial en el que EU sea el país supremo con una ambiciosa estrategia que comienza con el compromiso fundamental de mantener un mundo unipolar en el que EU no tiene ningún igual ni ningún competidor. ….) Ningún Estado o coalición pueden discutir nunca a los EU su papel de líder protector y de policía mundial”.
Stephen Lendman, miembro del Centro de Investigaciones sobre Globalización, en Estados Unidos, asegura que desde la llegada de Bush al poder, en enero de 2001, se firmó “un diluvio de órdenes ejecutivas y agregó docenas de interpretaciones de la ley a cientos de cláusulas legales a pesar de que nada en la Constitución autoriza esta práctica y que la Corte Suprema prohibió los vetos de partidas separadas”. (www.globalresearch.ca)
La vulneración de los derechos civiles fue también tema central de la estudiosa española Eva Solans Galobart, Master en Globalización, que en su investigación llamada Concepción crítica del Nuevo Mundo tras el 11-S, afirma que “La Orden Militar Numero Uno, expedida el 13 de noviembre de 2001, dos meses después del derrumbe de las Torres, es el inicio de la reducción de las libertades civiles en los Estados Unidos. Solans asegura que “basándose en el miedo existente, Bush se otorgó a si mismo poderes incontrolados que conllevaron a graves amenazas para las libertades civiles y la entrada en un periodo de vulneración de los derechos elementales”.

Esta Orden Militar permite al Presidente usurpar la autoridad para capturar o arrestar de otra manera, a todo no-ciudadano (y posteriormente también a ciudadanos) en cualquier parte del mundo si afirma que están involucrados en terrorismo y detenerlos sin acusación o evidencia y sin permitirles un debido proceso ante un tribunal legal.
En caso de permitirse, los juicios serán por “comisiones militares especiales” y no por tribunales civiles. Se permite que la evidencia sea obtenida a través de tortura, sin que los declarados culpables tengan derecho a apelación. Pueden, incluso, ser ejecutados en secreto.
Esta estrategia soberana de Bush terminó por afectar no solo las libertades civiles y jurídicas de cualquier ciudadano, en cualquier lugar del Planeta, sino también la propia legalidad interna de EU.

“Quizá la ley más conocida por los norteamericanos, durante éste periodo de miedo e incertidumbre, es la llamada Patriotic Act. El Congreso, preso de pánico, voto la Patriotic Act treinta y tres días después de la recepción del proyecto. Fue aprobada en octubre de 2001, en respuesta a una amenaza de carácter y origen indefinidos”, dice Solans Galobart.
Bruce Ackeman, en el documento “Antes que nos ataquen de nuevo”, dice que a la Patriotic Act se la quiso convertir “en un símbolo que convenciera a los ciudadanos de que el gobierno federal estaba completamente decidido a volcarse contra el terrorismo”. (Editorial Península. Barcelona, marzo 2007)

“Desde su entrada en vigencia, los ciudadanos pasan a ser rígidamente vigilados a través de procedimientos oscuros y, en muchos casos, secretos. El gobierno de Bush empieza a controlar la vida y quehaceres de sus ciudadanos y, a partir de entonces, se derriban las barreras que existían entre la tecnología de la información y la seguridad nacional”
Este imperfecto modelo de seguridad mundial aplicado tras el 11/ S terminó siendo imitado por países de Europa (Gran Bretaña, España) que víctimas de atentados similares “compraron” el esquema de seguridad ideado por las agencias de los EU.
De esta forma, países europeos con amplia tradición en la defensa de los derechos humanos terminaron alineándose con el modelo de seguridad estadounidense que violenta los derechos humanos y sacrifica las libertades individuales, en aras de las llamadas seguridad nacional y lucha contra el terrorismo.


Este 11 de septiembre se cumplen nueve años de la tragedia de las Torres Gemelas en la que, según datos del propio gobierno, murieron más de 3 mil personas. Los señalados responsables, Osama Bin Laden y su grupo Al Qaeda siguen sin ser capturados, procesados y enjuiciados.
Mientras tanto, la llamada “guerra preventiva” emprendida por Bush luego de los ataques, y bajo la cual se invadió a Afganistán e Irak, sigue vigente, con costos altísimos en perdidas de vidas humanas.
Se habla de 4.400 soldados y al menos de 106 mil civiles muertos durante la invasión a Irak, invasión que se hizo ignorando al Consejo de Seguridad de la ONU, y argumentando la tenencia de armas de destrucción masiva, armas que nunca aparecieron.
Chomsky, critico del manejo de las relaciones internacionales de su país, ha dic
ho que el uso de la fuerza militar para eliminar una amenaza imaginaria o inventada hace que el término “preventivo” sea demasiado caritativo. “La guerra preventiva entra en la categoría de crímenes de guerra”.
En este contexto, es determinante el papel de la Comunidad Económica Europea y de la ONU en la revitalización de los derechos humanos y los valores democráticos y a favor de la libertad.
Es urgente que la comunidad internacional revise y delimite el concepto de “terrorismo”, el enemigo actual de los EU, pues a juicio de los estudiosos en la materia su definición presenta profundas inconsistencias.
H Pattersson, profesor de Sociología de la Universidad de Harvard, asegura en “El discurso de Bush que el mundo no entendió”, publicado en Tribuna Libre (El Mundo, enero del 2005) que “EU ha apoyado a lo largo del siglo pasado una lista a toda una serie de estados tiránicos con un historial cruel y sanguinario en la represión de sus pueblos y ninguno de ellos era un estado terrorista”.
El presidente norteamericano parte de la idea de que “todos los terroristas son unos tiranos, pero ello no implica que todos los tiranos sean terroristas y entre todas las naciones, EU es la que debería saberlo”.
Fuente: Concepción crítica del Nuevo Mundo tras el 11-S .Eva Solans Galobart, Máster en Globalización, Barcelona, 2007. Noam Chomsky. Hegemonìa y supervivencia. EU a la recerca del dominio mundial. Biblioteca Universal E. Barcelona.
Las medidas antiterroristas tomadas en Estados Unidos tras el 11-S han significado un retroceso en la conquista de los derechos civiles y las libertades individuales que logró la sociedad occidental, con dificultad y sangre, durante los siglos XIX y XX.
Tres directivas se encargaron de hacer efectivo ese retroceso. Se trata de la Orden Militar Numero Uno, La Ley de Comisiones Militares y la Patriotic Act. Esas normativas, concebidas con anterioridad a los ataques a las torres gemelas y puestas en marcha gracias a ese evento, volvieron sospechosa de terrorismo a cualquier persona, en cualquier parte del mundo, y con un agravante: no es necesaria una evidencia que prueba la culpa para encarcelar a alguien indefinidamente.

Igual interpretación ofrece el analista Jhon Ikenberry, en America¨s


La vulneración de los derechos civiles fue también tema central de la estudiosa española Eva Solans Galobart, Master en Globalización, que en su investigación llamada Concepción crítica del Nuevo Mundo tras el 11-S, afirma que “La Orden Militar Numero Uno, expedida el 13 de noviembre de 2001, dos meses después del derrumbe de las Torres, es el inicio de la reducción de las libertades civiles en los Estados Unidos. Solans asegura que “basándose en el miedo existente, Bush se otorgó a si mismo poderes incontrolados que conllevaron a graves amenazas para las libertades civiles y la entrada en un periodo de vulneración de los derechos elementales”.

Esta Orden Militar permite al Presidente usurpar la autoridad para capturar o arrestar de otra manera, a todo no-ciudadano (y posteriormente también a ciudadanos) en cualquier parte del mundo si afirma que están involucrados en terrorismo y detenerlos sin acusación o evidencia y sin permitirles un debido proceso ante un tribunal legal.
En caso de permitirse, los juicios serán por “comisiones militares especiales” y no por tribunales civiles. Se permite que la evidencia sea obtenida a través de tortura, sin que los declarados culpables tengan derecho a apelación. Pueden, incluso, ser ejecutados en secreto.
Esta estrategia soberana de Bush terminó por afectar no solo las libertades civiles y jurídicas de cualquier ciudadano, en cualquier lugar del Planeta, sino también la propia legalidad interna de EU.

“Quizá la ley más conocida por los norteamericanos, durante éste periodo de miedo e incertidumbre, es la llamada Patriotic Act. El Congreso, preso de pánico, voto la Patriotic Act treinta y tres días después de la recepción del proyecto. Fue aprobada en octubre de 2001, en respuesta a una amenaza de carácter y origen indefinidos”, dice Solans Galobart.
Bruce Ackeman, en el documento “Antes que nos ataquen de nuevo”, dice que a la Patriotic Act se la quiso convertir “en un símbolo que convenciera a los ciudadanos de que el gobierno federal estaba completamente decidido a volcarse contra el terrorismo”. (Editorial Península. Barcelona, marzo 2007)

“Desde su entrada en vigencia, los ciudadanos pasan a ser rígidamente vigilados a través de procedimientos oscuros y, en muchos casos, secretos. El gobierno de Bush empieza a controlar la vida y quehaceres de sus ciudadanos y, a partir de entonces, se derriban las barreras que existían entre la tecnología de la información y la seguridad nacional”
Este imperfecto modelo de seguridad mundial aplicado tras el 11/ S terminó siendo imitado por países de Europa (Gran Bretaña, España) que víctimas de atentados similares “compraron” el esquema de seguridad ideado por las agencias de los EU.
De esta forma, países europeos con amplia tradición en la defensa de los derechos humanos terminaron alineándose con el modelo de seguridad estadounidense que violenta los derechos humanos y sacrifica las libertades individuales, en aras de las llamadas seguridad nacional y lucha contra el terrorismo.


Este 11 de septiembre se cumplen nueve años de la tragedia de las Torres Gemelas en la que, según datos del propio gobierno, murieron más de 3 mil personas. Los señalados responsables, Osama Bin Laden y su grupo Al Qaeda siguen sin ser capturados, procesados y enjuiciados.
Mientras tanto, la llamada “guerra preventiva” emprendida por Bush luego de los ataques, y bajo la cual se invadió a Afganistán e Irak, sigue vigente, con costos altísimos en perdidas de vidas humanas.
Se habla de 4.400 soldados y al menos de 106 mil civiles muertos durante la invasión a Irak, invasión que se hizo ignorando al Consejo de Seguridad de la ONU, y argumentando la tenencia de armas de destrucción masiva, armas que nunca aparecieron.
Chomsky, critico del manejo de las relaciones internacionales de su país, ha dic

En este contexto, es determinante el papel de la Comunidad Económica Europea y de la ONU en la revitalización de los derechos humanos y los valores democráticos y a favor de la libertad.
Es urgente que la comunidad internacional revise y delimite el concepto de “terrorismo”, el enemigo actual de los EU, pues a juicio de los estudiosos en la materia su definición presenta profundas inconsistencias.
H Pattersson, profesor de Sociología de la Universidad de Harvard, asegura en “El discurso de Bush que el mundo no entendió”, publicado en Tribuna Libre (El Mundo, enero del 2005) que “EU ha apoyado a lo largo del siglo pasado una lista a toda una serie de estados tiránicos con un historial cruel y sanguinario en la represión de sus pueblos y ninguno de ellos era un estado terrorista”.
El presidente norteamericano parte de la idea de que “todos los terroristas son unos tiranos, pero ello no implica que todos los tiranos sean terroristas y entre todas las naciones, EU es la que debería saberlo”.
Fuente: Concepción crítica del Nuevo Mundo tras el 11-S .Eva Solans Galobart, Máster en Globalización, Barcelona, 2007. Noam Chomsky. Hegemonìa y supervivencia. EU a la recerca del dominio mundial. Biblioteca Universal E. Barcelona.