Poniatowska:
“Una de las mayores deudas de México es con las mujeres”
La ganadora del premio Cervantes, repasa su trayectoria y
la situación de su país
La escritora mexicana Elena Poniatowska. / Fuente: El Pais.es
Elena Poniatowska (Ciudad de
México, 1932) no le gusta que le llamen “Elenita”. Infantiliza, dice. Incluso
cree que tiene un cierto tono machista. “Creo que me decían así porque me veían
pequeñita”. Pequeñita de tamaño, quizá, pero la periodista, ensayista y
escritora mexicana es una de las principales testigos del siglo XX mexicano. Y,
en su opinión, “una de las mayores deudas de México es con las mujeres”.
Poniatowska recuerda a Frida
Kahlo, la mítica pintora mexicana y esposa de Diego Rivera. “Una mujer
magnética. Ahora todos hablan maravillas de ella, pero entonces se referían a
ella como ‘la coja’. Decían: ‘Ahí viene Diego Rivera y su esposa la coja’.
Amiga de Rosario Castellanos, de Paz, de Fuentes, de Carlos Fuentes, de
Monsiváis, repasa con humor y a veces con nostalgia muchos de los momentos más
importantes que le ha tocado vivir.
Dice que se hizo periodista
porque le gustaba preguntar cosas. “En mi época las mujeres casi no íbamos a la
universidad, y yo me dediqué a ese oficio. De andar de preguntona”. Por “andar
de preguntona” conoció a su marido, el investigador Guillermo Haro. “Que me
trató muy mal al inicio”, ríe. Y por preguntona coincidió con Luis Buñuel.
Afirma que el director español fue una de las entrevistados que recuerda con
más cariño. “Era muy amable, me llamaba ‘la niña de la leña’”.
Recuerda que el 3 de octubre
de 1968, por ejemplo, fue a la plaza de Tlatelolco cuando su hijo tenía apenas
unos meses de edad.
“Era la primera vez que salía a la calle después de dar a
luz”. El día después de la masacre de estudiantes, cuenta, el escenario era
propio de una guerra. “Había tanques, las calles estaban solas. El panorama era
desolador”.
De sus observaciones nació uno de los principales testimonios de
aquel aciago día: La noche de Tlatelolco, una memoria de una de las
jornadas más negras de México.
También relata la campaña de
Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, la primera movilización de oposición masiva en las
épocas del todopoderoso PRI. Y, años más tarde, las campañas de Andrés Manuel
López Obrador, al que ha apoyado sin rechistar. Incluso guarda un cojín con la
imagen del dos veces candidato a la presidencia de México, bordado en punto de
cruz. “México está peor que nunca. Han llegado momentos en que he pensado que
hemos cruzado un límite, pero no es así. A veces me pregunto hasta cuándo vamos
a seguir aguantando”.
Pero el momento histórico
que, dice, más le ha marcado en los últimos 30 años fue el terremoto de 1985.
“Uno de los pocos instantes en que México fue capaz de verse a sí mismo y
sobreponerse”, cuenta. De los escombros salió un sentimiento ciudadano inédito,
solidario y que puso en pie a la capital del país, entonces diezmada por el
seísmo. “Monsiváis tiene una memoria fantástica de aquel momento, ‘No sin
nosotros”. Lo dice y suspira. “A él lo extraño mucho, mucho”. Monsiváis murió
en junio de 2010.
Tiene 84 años, pero aun
guarda la energía de aquella jovencita que conoció a varios de los grandes
personajes de su época. Tan así que es difícil sortear sus preguntas y evitar
que el entrevistador acabe de entrevistado. En su casa, en el barrio de San
Miguel Chimalistac, al sur de la Ciudad de México, está haciendo reformas. Los
libros están cubiertos de plástico y su perro, un enorme gran danés, y sus dos
gatos (“Monsi” y “Váis” en honor de su entrañable amigo) pasean entre los
libros.
Tiene nostalgia (“antes la
gente paseaba, vivía con tranquilidad, caminabas por la Ciudad de México como
si fuera una ciudad de provincia”), pero también esperanza. “El mexicano tiene
la fortaleza de sobreponerse a todo. No nos pueden destruir. Aunque a veces nos
esforcemos en ello.
fuente; VERÓNICA CALDERÓN México,
19 NOV
2013
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