lunes, 8 de junio de 2009

¿Cuánto vale Jerusalén?

Barack Obama dijo en el Cairo todo lo que uno quisiera oír de un mandatario de talla mundial, pero ¿qué tan fácil le será pasar de las buenas intensiones a acciones audaces para superar la situación entre los israelíes, palestinos y el mundo árabe?
Su discurso fue equilibrado y justo con todas las partes lo que significa que busca respeto como negociador. Para sellar su discordia con los árabes reveló su intención de no ir más tras los recursos naturales de oriente. ¿Acaso significaría esto que Obama pondrá en marcha, en el mediano plazo, políticas para disminuir su dependencia del petróleo? (ver discurso)
Superado el tema del petróleo quedaría sobre el tapete la intransigencia israelí en el proceso de paz con los palestinos. La estrategia de guerra de Israel es clara y violatoria de todos los acuerdos internacionales: apropiarse del territorio palestino circundante a Jerusalén mediante la proliferación de asentamientos judíos para ratificarla como su capital única e indivisible.
Entre los seis puntos cruciales de su discurso en el Cairo, Obama pidió a Israel frenar los nuevos asentamientos pero esto es diametralmente opuesto a la política invasiva del gobierno de Israel que continúa promoviendo, con sobreprecios, la compra de propiedades palestinas en el sector antiguo de Jerusalén con el argumento de crear parques naturales, que en la realidad significa la demolición de casas palestinas para construir barrios judíos.
Este continuo desacato de Israel a los acuerdos de paz tal vez requeriría un cambio de estrategia de la Comunidad Internacional que incluya sanciones políticas y económicas al estado infractor.
El conflicto israelo-palestino es una discordia de pueblos hermanos cuyos orígenes se remontan al año 1.900 a.c.; nació como un conflicto bíblico entre los hijos de Abraham: Ismael e Isaac por la tierra prometida.
Sus raíces históricas y religiosas hacen más compleja la solución pero en El Cairo vimos a un Obama soñador y convencido del papel preponderante que le corresponde, sin embargo, todos los esfuerzos podrían resultar infructuosos si los directos protagonistas del conflicto -israelíes y palestinos- no recurren a la tolerancia, al respeto, al reconocimiento mutuo y, a compartir una ciudad sagrada que nos pertenece a todos.
¿Para quién vale más Jerusalén? ¿para los judíos, los cristianos o los musulmanes? siendo todos descendientes de Abraham y con lugares sagrados para cada religión, es difícil pensar que Jerusalén pueda tener un único propietario.

2 comentarios:

  1. Este tipo de conflictos dificilmente se resuelven por la ambición y egoismo innatos en el ser humano

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  2. a los judios solo les importa el billete siempreha sido asi no se extrañen

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