miércoles, 3 de junio de 2009

EL sacrificio de los sacrificados


El virus AH1N1 eclipsó la crisis económica mundial. Es hora de retomar asuntos que tocan el bolsillo de todos. El Ministro de Hacienda está en mora de pronunciarse frente a la propuesta de Fedesarrollo de acabar con el salario mínimo, una iniciativa que suena más a retroceso que a avance.


En Colombia no se nos ocurre nada más novedoso para enfrentar el desajuste económico que creó el sistema capitalista que sacrificar a los sacrificados.
Esto demuestra lo incompleta que es la ciencia económica y lo frío que resultan algunos de nuestros economistas que parecen saber de cifras pero no de sentires.
Como sacado de la manga de un mago, Fedesarrollo lanza como solución para sobrellevar el hundimiento de nuestra economía unos polvitos mágicos que poco convencen: eliminar el salario mínimo de los colombianos y sustituirlo por uno flexible.

Valdría la pena que el director de Fedesarrollo, Roberto Steiner, precise que significa flexibilizar el salario: ¿acaso un retroceso en las conquistas salariales de los colombianos? Por cada 30 mil pesos que se le quite al salario mínimo se le estaría arrebatando un año de aumento. Esto significaría un mazazo al poder adquisitivos de los padres de familia que de por sí ya hacen maromas para llenar su canasta familiar.

¿De que habla Fedesarrollo? de empobrecer mas a los pobres? ¿Olvida Fedesarrollo que reduciendo los salarios se frena la rueda de la economía capitalista que se basa en el consumo?
Según el DANE nuestras exportaciones ya registraron una baja del 13.2 por ciento en el primer mes del año con efectos muy negativos para el país pues son productos que no se venden y dinero que no se recupera. ¿por qué entonces Fedesarrollo propone detener aún más la rueda y, de paso infligir mas padecimientos a los colombianos de a pie?
Hay varios frentes de donde se podría echar mano para reducir los costos de producción cuando bajan las ventas entonces porque Fedesarrollo propone solo el componente que mengua más a las familias y las lanza a la informalidad que ya tiene atrapado al 60 por ciento de los trabajadores?


¿Por qué no más bien reducir el IVA y la carga de impuestos que es demasiada onerosa para las empresas? Tendría que ser esta una decisión de Gobierno.
¿O por qué no bajar los costos financieros y las tasas de financiamiento para que las empresas tengan capital de trabajo más barato?
¿Por qué no disminuir las utilidades, reduciendo los precios al público y mejorando la competitividad?
En el último renglón están la materia prima y la mano de obra; esta última debería ser la última en ser tocado.
¿Por qué no también incentivar las exportaciones como política de Estado para ampliar el mercado afuera.

¿Qué tal promover una revolución educativa, una formación técnica enfocada en las necesidades de la industria nacional que se financie con parte del presupuesto destinado a la guerra?..Así se mejoraría la competencia de Colombia como comerciante en el entorno capitalista mundial
De todos los componentes de la estructura de precios arriba mencionada, ¿porque se insiste solamente en modificar el concerniente a los salarios mínimos?
¿Olvida acaso Fedesarrollo que el sistema capitalista se basa en el gasto público y en el privado para que la rueda gire? Al reducir entonces los ingresos se reduce el poder de compra e inexorablemente esto afecta las ventas sumiendo a la economía en una espiral negativa de menor consumo y de desempleo.

Lo que habría que hacer es exactamente lo contrario de lo que propone Fedesarrollo: si no se aumentan los salarios, por lo menos hay que mantenerlos, eso sí al tiempo se debe mejorar la eficiencia de nuestra producción nacional para ser más competitivos y atractivos en las vitrinas extranjeras.
Soluciones a nivel de empresa y a nivel de Estado pueden existir muchas solo basta con escudriñar la imaginación e implantar una política de Estado que rebase los gobiernos de turno para que nuestro país sea un buen jugador en el escenario capitalista mundial que hoy ha entrado en crisis.

Pero es en sí el sistema capitalista el que debería entrar a revisión.

La debacle económica se ha producido por la falta de límites del capitalismo, una maquinaria que promueve producir y gastar sin tope. Y así se hizo: la rueda giró tanto que se desbocó. El pueblo estadounidense motor del capitalismo consumió con tal voracidad y a tal costo que superó su capacidad de pago; endeudados y sin dinero para pagar fueron inminentes la depreciación de los bienes dados en garantía, el desplome de los bancos, la descolgada de las acciones, la quiebra de las industrias, la bajada de las ventas, el cierre de las empresas y el aumento de los despidos. Y detrás de los gringos nos fuimos todos como en un juego de domino cuando la primera y más importante ficha, se cae.
Los grandes problemas requieren grandes soluciones. La debacle económica está recibiendo soluciones tímidas. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, ha mostrado su desilusión con el modesto paquete de ayudas por 787 mil millones de dólares que el gobierno de Barack Obama presentó al Congreso. Según él, el gobierno se quedó corto no solo en el paquete de reactivación sino en reformar drásticamente el sistema bancario y en cumplir a fondo con las reformas sociales.

El capitalismo es un modelo imperfecto e inequitativo. Krugman lo responsabiliza de generar “la nueva era de inequidad” que hoy prevalece. Argumento indiscutible pues es un sistema que se nutre de la carencia de casi todos para el enriquecimiento de unos pocos.

Otro experto económico, Joseph Stiglitz, Premio Nobel 2001, le ha llamado al sistema económico actual un “capitalismo sucedáneo”, es decir que generaliza las pérdidas y privatiza las ganancias. Grandes grupos humanos ceden sus recursos para que se concentren en unas pocas manos.
En términos prácticos, esta desigualdad busca salidas y llega el instante en que se revienta por el desequilibrio en las cargas. El pueblo se agota, no encuentra oportunidades ni empleo de calidad, mientras sus gastos siguen imparables, un caldo de cultivo para la inseguridad, la violencia y la desesperación. Un sistema en el que la pobreza se auto-refuerza y reproduce.

Y en Colombia, al director de Fedesarrollo , Roberto Steiner, se le ocurre una idea que muy poco ayuda al equilibrio de las cargas y al alivio del bolsillo ya roto de los colombianos que según él deben poner una alta cuota para enfrentar el terremoto económico que desató el capitalismo del primer mundo.

Como quien dice que se sacrifiquen los ya sacrificados!

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